Variedad de alimentos ricos en vitamina D dispuestos sobre una mesa de madera: pescados, huevos, queso y setas.Salmón, caballa, sardinas, huevos, queso y setas: aliados naturales para mantener niveles adecuados de vitamina D.

Sol, huesos… ¿y también defensas?

Siempre se ha sabido de la relación entre la vitamina D, el sol y los huesos. ¿Quién no ha oído alguna vez la frase: “Cuanto más morenitos os pongáis en verano, menos os constiparéis en invierno”? Durante años creímos que solo tenían carencia de vitamina D los países que, por su climatología, disfrutaban de poco sol al año. Observábamos con curiosidad la gran afluencia de turistas de estas regiones a nuestro país, e incluso la intención de muchos de ellos de retirarse aquí.

Sin embargo, hoy en día es cada vez más frecuente observar cómo el valor de la vitamina D se añade en nuestras analíticas periódicas. Se ha comprobado una carencia poblacional significativa, incluso en países soleados como el nuestro. Desde la pandemia por COVID-19, este micronutriente se ha convertido en un punto de debate, dada la propagación de contenidos que lo mencionan como un factor clave en la respuesta del organismo frente a infecciones. Es notorio que el considerable aumento de personas con niveles insuficientes de vitamina D en los últimos años coincide con el período en que estuvimos forzados a confinarnos en nuestros hogares.

Personas disfrutando de una mañana soleada en la playa, tomando el sol, paseando y jugando al voleibol.
El sol, además de fuente de bienestar, es clave para la síntesis natural de vitamina D.

¿De dónde viene la vitamina D?

La vitamina D puede tener distintos orígenes. Existen dos tipos principales:

  • Colecalciferol (vitamina D3): de origen animal.
  • Ergocalciferol (vitamina D2): de origen vegetal, principalmente a partir de hongos y levaduras.
Ambas formas son convertidas por el organismo en calcitriol, que es la molécula activa a la que nos referimos habitualmente como “vitamina D”.

Además, esta vitamina puede ser sintetizada endógenamente por el organismo a través de la exposición solar, en un proceso que depende de factores genéticos y medioambientales. Específicamente, se forma a partir de un precursor del colesterol, que es transformado en colecalciferol en la piel bajo la acción de los rayos UVB.

Un actor clave en el sistema inmunitario

Entre sus múltiples funciones, la vitamina D desempeña un papel relevante en la modulación de la respuesta inmune.

Existen dos tipos principales de respuesta inmunitaria:

  • Respuesta innata o de primera línea: emplea barreras físicas, procesos bioquímicos y reacciones celulares como las llevadas a cabo por neutrófilos y macrófagos. Es rápida y efectiva, aunque puede causar daño colateral y no reconoce exposiciones repetidas.
  • Respuesta adaptativa: es más lenta, pero mucho más específica. Se basa en la memoria inmunológica, permitiendo una defensa eficaz frente a agresiones ya conocidas.
Se ha observado que el calcitriol puede inhibir la producción de citoquinas proinflamatorias, como ciertas interleuquinas. Estos efectos son característicos en las respuestas de las células T reguladoras, encargadas de controlar la actividad inmunológica y evitar fenómenos de autoinmunidad.

Carencia de vitamina D y enfermedades inmunológicas

La deficiencia de vitamina D se ha relacionado con una variedad de enfermedades y trastornos inmunitarios, entre ellos:

  • Infecciones respiratorias
  • Enfermedades autoinmunes como la esclerosis múltiple
  • Trastornos inflamatorios como la artritis reumatoide
Aunque aún se necesitan más estudios para comprender por completo la relación entre vitamina D y sistema inmunológico, mantener niveles adecuados de esta vitamina parece contribuir a una respuesta inmune saludable y a la reducción del riesgo de enfermedades asociadas con una función inmunológica alterada.

Conclusión

La vitamina D ya no puede considerarse únicamente un nutriente vinculado a la salud ósea. Hoy sabemos que cumple un papel esencial en el equilibrio del sistema inmunitario. Desde su síntesis cutánea hasta su influencia en células inmunitarias clave, esta vitamina actúa como un regulador silencioso pero decisivo.

Mantener niveles óptimos, mediante una adecuada exposición solar, una dieta equilibrada y, si es necesario, suplementación controlada, es una estrategia sencilla y eficaz para cuidar no solo nuestros huesos, sino también nuestras defensas.

Por Mariano Rodríguez Pastor

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