Familia multigeneracional celebrando la cena de Nochebuena alrededor de una mesa con pavo, mariscos y bebidas, en un ambiente navideño con alegría y risas.Una familia reunida en torno a una mesa festiva, compartiendo la cena de Nochebuena con pavo, mariscos y buen ambiente navideño.
El orégano (Origanum vulgare), de la familia de las labiadas, es mucho más que una planta aromática para dar sabor a las comidas. Desde tiempos antiguos ha sido apreciado por sus propiedades medicinales, especialmente en la región mediterránea, donde se entrelaza con mitos y tradiciones. De hecho, una leyenda griega cuenta que fue la diosa Afrodita quien le regaló ese aroma tan característico. Ya en la Edad Media, el orégano se usaba para aliviar trastornos hepáticos y digestivos. Y si a esta hierba la combinamos con un alimento tan sencillo y poderoso como el limón, el resultado es un remedio natural tan eficaz como versátil.

Un dúo con historia y ciencia

Orégano y limón: una pareja que funciona. Ambos comparten propiedades digestivas, antiinflamatorias y antimicrobianas, pero juntos potencian su efecto. Esta infusión no solo ayuda a reducir la tos o el malestar gripal, sino que también actúa como un carminativo natural, aliviando gases, flatulencias y cólicos gastrointestinales gracias a compuestos como el timol, el carvacrol y el borneol presentes en el orégano. A esto se suma su acción antioxidante, que combate el daño celular y contribuye al cuidado de la piel y otros tejidos.

El limón, por su parte, es bien conocido por su aporte de vitamina C, pero también nos regala ácido fólico, potasio, hierro, zinc y fósforo. Es digestivo, bactericida y un gran aliado para reforzar el sistema inmune, algo especialmente útil en épocas de resfriados. Además, tiene la capacidad de “cortar” las grasas en las digestiones más pesadas, lo que lo convierte en un gran compañero después de los excesos de las fiestas.

Infusión de orégano con limón sobre una mesa rústica de madera, acompañada de miel, ramas de orégano fresco y limones cortados.
Infusión de orégano con rodajas de limón y miel sobre mesa rústica, ideal para digestiones y resfriados.

Cómo se prepara y cuándo tomarlo

Un té de orégano con jugo de limón es una solución sencilla para aliviar problemas digestivos o molestias respiratorias. Se puede preparar con una cucharadita de orégano seco en una taza de agua caliente, dejando reposar unos 5 minutos antes de añadir el zumo de medio limón. Beberlo después de las comidas copiosas o al primer síntoma de resfriado suele dar buenos resultados.

Precauciones: natural no es sinónimo de inocuo

Aunque se trate de un remedio natural, no está libre de contraindicaciones. El té de orégano concentra más principios activos que el uso como condimento, y puede aumentar las contracciones uterinas, por lo que no es recomendable durante el embarazo. También deben tener cuidado quienes padecen colitis ulcerosa, colon irritable, epilepsia o enfermedades neurológicas, así como las personas que toman medicación crónica, pues pueden producirse interacciones no deseadas, sobre todo si se consume aceite esencial de orégano por vía oral.

La clave: moderación y sentido común

El orégano con limón es un pequeño regalo de la naturaleza: ayuda en digestiones pesadas, contribuye a limpiar las vías respiratorias y aporta antioxidantes valiosos. Pero como ocurre con cualquier remedio, por muy natural que sea, lo ideal es usarlo con moderación y, ante dudas o condiciones médicas, consultar siempre con un profesional. De esta forma, se aprovechan sus beneficios sin exponerse a riesgos innecesarios.

Por Mariano Rodríguez Pastor

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