Mujer de mediana edad mide su abdomen prominente con una cinta métrica amarilla, camiseta rosa y vaqueros desabrochados, gesto de preocupación.La autoconciencia sobre el peso abdominal refleja la lucha contra el exceso de grasa y la importancia de la salud metabólica.

Introducción

El cortisol es conocido como la “hormona del estrés”, pero reducirlo solo a esa etiqueta sería injusto. Es una molécula clave que nos permite adaptarnos, mantenernos despiertos, regular el metabolismo y responder a los retos diarios. El problema aparece cuando el equilibrio se rompe: entonces afecta al hambre, la distribución de la grasa, el sueño y, en consecuencia, a la salud general.

En este artículo exploramos cómo el cortisol influye en el apetito, el metabolismo y la grasa abdominal, su relación con el estrés y el sueño, y qué estrategias podemos adoptar desde la alimentación y la acupuntura para mantenerlo bajo control.

Cortisol: más que la “hormona del estrés”

El cortisol se produce en las glándulas suprarrenales y sigue un ritmo circadiano natural: alto por la mañana para activarnos y bajo por la noche para favorecer el descanso. Esta oscilación es fundamental para la salud.

  • Cuando el ritmo se altera, aparecen insomnio, fatiga y desajustes metabólicos.
  • En situaciones de estrés crónico, los niveles se mantienen elevados durante demasiado tiempo.
Ilustración artística de una joven con sobrepeso sentada en la cama, abrazando un oso de peluche, en una habitación oscura con estrellas, luna creciente, un reloj de madrugada y un frasco de pastillas para dormir en la mesilla.
El insomnio y la dificultad para dormir reflejan cómo el estrés y el cortisol alteran el descanso nocturno.

Cortisol y el hambre

El cortisol influye directamente en el apetito:

  • Aumenta los antojos de alimentos ricos en azúcar y grasa.
  • Interfiere con hormonas reguladoras como la leptina (saciedad) y la grelina (hambre).
  • Favorece un círculo vicioso: estrés → aumento de cortisol → más hambre → elección de alimentos poco saludables → más estrés fisiológico.

Distribución de grasa y metabolismo

El exceso de cortisol no solo incrementa la ingesta, también cambia dónde acumulamos la grasa:

  • Favorece la grasa visceral, la que rodea los órganos internos, más peligrosa que la subcutánea.
  • Incrementa la resistencia a la insulina y dificulta el metabolismo de la glucosa.
  • Se relaciona con síndrome metabólico, hipertensión y mayor riesgo cardiovascular.

Cortisol y arquitectura del sueño

El sueño y el cortisol forman un binomio inseparable:

  • Cuando debería descender (de noche), niveles altos provocan insomnio.
  • El insomnio, a su vez, eleva el cortisol al día siguiente, cerrando el círculo.
  • Se altera la arquitectura del sueño: menos fase profunda y reparadora, más despertares nocturnos.

Alimentación para modular el cortisol

La dieta puede ayudar a suavizar sus picos:

  • Priorizar alimentos frescos y de temporada, con base en dieta mediterránea.
  • Asegurar magnesio (cacao puro, frutos secos, legumbres) y triptófano (huevos, avena, semillas), necesarios para regular serotonina y melatonina.
  • Evitar ultraprocesados y exceso de cafeína, especialmente por la tarde-noche.
  • Mantener horarios regulares de comidas, sincronizando con el ritmo circadiano.

Acupuntura y terapias complementarias

La acupuntura ha demostrado efectos sobre el eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal (HPA), modulando la respuesta al estrés:

  • Reduce síntomas de ansiedad y estrés percibido.
  • Contribuye a la regulación del sueño y la energía.
  • Favorece un mejor equilibrio neuroendocrino, ayudando a que el cortisol recupere su oscilación natural.
Este enfoque integrador convierte a la acupuntura en una herramienta complementaria útil en casos de estrés crónico, insomnio o desregulación metabólica.

Conclusión

El cortisol no es un enemigo. Es una señal de que nuestro cuerpo está intentando adaptarse a lo que vivimos. Cuando lo mantenemos elevado por exceso de estrés, mala alimentación o falta de descanso, nos está avisando de que algo en nuestro estilo de vida requiere ajustes.

Escuchar al cortisol significa escucharnos a nosotros mismos: reorganizar prioridades, nutrirnos con alimentos que nos sostengan, descansar de verdad y, si es necesario, apoyarnos en terapias como la acupuntura.

En lugar de luchar contra él, podemos aprender a reconducirlo. Porque cuando el cortisol encuentra su equilibrio, nosotros también lo encontramos.

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Por Mariano Rodríguez Pastor

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