El cuerpo también necesita limpiar, drenar y sostener
Las cuatro últimas sales de Schüssler están implicadas en procesos de eliminación, depuración y regeneración. Aquí hablamos de acidez, toxinas, abscesos, inflamaciones crónicas, o tejidos debilitados que no terminan de cicatrizar o sostener. Son sales que trabajan en profundidad: limpian por dentro, favorecen el drenaje celular y fortalecen la arquitectura interna. No suelen actuar con rapidez, pero su efecto es duradero y, en muchos casos, decisivo cuando hay procesos de repetición o desgaste.
Nº 9 — Natrum phosphoricum (fosfato de sodio)
Regulación del pH, acidez digestiva y eliminación de ácidos
Es la sal reguladora del medio ácido. Interviene en el sistema tampón fosfato, ayudando a neutralizar el exceso de acidez en el cuerpo. Se utiliza en digestiones ácidas, reflujo gastroesofágico, lengua saburral, estados reumáticos con ácido úrico elevado o transpiración ácida. También actúa sobre el metabolismo del ácido láctico, lo que la hace útil en deportistas o personas con fatiga muscular tras esfuerzos prolongados. Indicaciones frecuentes: acidez gástrica, reflujo, lengua saburral, cólicos digestivos, sudor ácido, parásitos intestinales, estados reumáticos. Modalidades clínicas: Empeora con humedad, movimiento y comidas grasas. Mejora con dieta alcalina.Nº 10 — Natrum sulphuricum (sulfato de sodio)
Depuración hepática, vías biliares, mucosidad crónica
Esta es la sal del drenaje hepático. Favorece la eliminación de toxinas a través del hígado, la bilis y los riñones. Es útil en digestiones pesadas, intolerancia a grasas, cefaleas hepáticas, procesos respiratorios crónicos con moco espeso y verde-amarillento. También tiene aplicación en problemas de humor cíclico o en personas con tendencia melancólica en ambientes húmedos. Refuerza tratamientos en casos de diabetes, uretritis o piel afectada por verrugas. Indicaciones frecuentes: flatulencias, digestión lenta, congestión hepática, bronquitis, paludismo, depresión húmeda, psoriasis, enuresis nocturna. Modalidades clínicas: Empeora por la mañana, con humedad y alimentos grasos. Mejora en seco y al aire libre.Nº 11 — Silícea (óxido de silicio)
Fortaleza del tejido conectivo, supuración, inmunidad
Es la sal estructural por excelencia. Refuerza la formación de colágeno, la solidez de piel, uñas y cabello, y la resistencia mecánica de los tejidos. Tiene afinidad con tejidos blandos y duros, desde la piel hasta el hueso. Es una aliada en infecciones de repetición, abscesos, forúnculos o infecciones dentales crónicas. También tiene efecto modulador en raquitismo, anemia o astenia prolongada. Indicaciones frecuentes: acné, abscesos, uñas frágiles, orzuelos, otitis crónica, sinusitis, anemia, debilidad del tejido conectivo. Modalidades clínicas: Empeora con el frío y por la noche. Mejora con calor y abrigo.Nº 12 — Calcárea sulphurica (sulfato de calcio)
Supuración, inflamación prolongada, estados catarrales crónicos
La última sal se reserva para procesos supurativos de larga evolución: pus espeso, abscesos con exudado amarillo, inflamaciones linfáticas o catarrales que no terminan de resolverse. Actúa sobre el terreno: personas con tendencia a formar secreciones densas, en enfermedades pulmonares crónicas, bronquitis con expectoración constante o forúnculos de repetición. Indicaciones frecuentes: forúnculos, abscesos, acné purulento, bronquitis crónica, inflamación de ganglios, exudados persistentes, estados catarrales crónicos. Modalidades clínicas: Empeora con la humedad. Mejora con calor seco.Reforzar sin forzar
Estas últimas cuatro sales son esenciales en los procesos donde el cuerpo intenta eliminar, reparar o reorganizar estructuras. No siempre se ven efectos inmediatos, pero actúan como fondo terapéutico, dando sostén y dirección al proceso de recuperación. Cuando el cuerpo supura, drena o intenta cerrar, estas sales pueden marcar la diferencia entre cronificar… o resolver.
✍️ ¿Quién no recuerda la “crisis periférica” (2010–2016)? No fue la primera que llevaba a cuestas, pero sí una de las más duras: marcó prácticamente la desaparición de la clase media. Pasé de no tener tiempo a tener todo el del mundo. Sabía, como en otras ocasiones, que era cuestión de tiempo. Mi experiencia profesional me daba esa serenidad.
Aproveché ese periodo para transcribir artículos que había escrito años atrás con mi vieja Olivetti, los fotocopiaba en la copistería del barrio y los dejaba en la sala de espera, para quien quisiera leerlos o llevárselos.
A finales de 2012 empecé a publicarlos en mi blog. Hoy los recupero con respeto, como testimonio de una época y de un camino recorrido, revisados y actualizados 2025 en la categoría “Mis primeros artículos”.