Ilustración médica del aparato digestivo humano con un primer plano de bacterias intestinales tipo bacilos.Vista anatómica del intestino con detalle ampliado de bacterias intestinales, representando el equilibrio microbiano en la digestión.

¿Qué es el SIBO?

En los últimos años, una palabra ha ganado protagonismo en el ámbito de la salud digestiva: SIBO, acrónimo de Small Intestinal Bacterial Overgrowth, o sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado.

Aunque suene técnico, es una condición más común de lo que imaginamos y que, en muchas ocasiones, se confunde con otros problemas digestivos como el síndrome del intestino irritable.

“Nuestro sistema digestivo no es un entorno estéril. La clave está en el equilibrio, no en la ausencia de bacterias.”

El papel de la microbiota intestinal

La microbiota intestinal, ese complejo ecosistema de bacterias que habita principalmente en el colon, cumple funciones esenciales para la salud: participa en la digestión, la inmunidad y la producción de vitaminas y precursores metabólicos.

Sin embargo, cuando estas bacterias migran o se multiplican en exceso en el intestino delgado, donde la población bacteriana debería ser limitada, pueden surgir problemas.

¿Qué ocurre en el intestino con el SIBO?

El SIBO se produce por una acumulación anómala de bacterias en el intestino delgado. Estas bacterias:

  • Compiten por los nutrientes.
  • Fermentan los carbohidratos antes de que el cuerpo los absorba.
  • Producen gases, hinchazón, digestiones lentas, diarrea o estreñimiento.
“No es solo una molestia digestiva. El SIBO puede afectar seriamente la calidad de vida.”
Ilustración de un intestino con bacterias y figura humana con dolor abdominal, representando el desequilibrio de la microbiota intestinal.
Representación visual del impacto del sobrecrecimiento bacteriano en el intestino y el malestar digestivo.

Causas frecuentes del SIBO

Las causas del SIBO son diversas y a menudo coexistentes:

  • Motilidad intestinal reducida: los alimentos y bacterias no se desplazan adecuadamente.
  • Disfunción de la válvula ileocecal: facilita el paso de bacterias del colon al intestino delgado.
  • Enfermedades crónicas: como la diabetes, la enfermedad celíaca, la cirrosis hepática o el SII.
  • Uso indiscriminado de antibióticos, dietas pobres en fibra o estrés crónico.

Dificultad en el diagnóstico

Uno de los grandes retos del SIBO es que sus síntomas se solapan con otras alteraciones gastrointestinales. Por eso, el diagnóstico debe apoyarse en pruebas específicas.

Pruebas disponibles:

  • Test de aliento con lactulosa o glucosa: mide hidrógeno y metano en el aliento, producidos por la fermentación bacteriana.
  • Cultivo del líquido yeyunal: más preciso pero invasivo, se realiza mediante gastroscopia.

¿Cómo se trata el SIBO?

No basta con tomar antibióticos. El tratamiento debe ser personalizado y dirigido a la causa subyacente:

  • Control de glucemia en personas con diabetes.
  • Mejora de la motilidad intestinal.
  • Tratamiento de patologías como la celiaquía.
  • Dieta baja en FODMAPs durante un periodo limitado.
  • En algunos casos, uso controlado de probióticos y suplementación nutricional si hay malabsorción.

Riesgos de la autodiagnosis

Con la creciente popularidad del SIBO en redes sociales, es común que muchas personas con molestias digestivas se identifiquen con esta patología sin confirmación clínica.

“No todo lo que hincha es SIBO. Y no todo lo que fermenta, es problema de bacterias.”
Es importante evitar la autodiagnosis y el autotratamiento, ya que síntomas similares pueden tener causas muy distintas, desde intolerancias alimentarias hasta desequilibrios funcionales del aparato digestivo.

Conclusión: entre el mito y la realidad

El SIBO no es una moda. Es una condición real, a veces incapacitante, pero no debe convertirse en un cajón de sastre para cualquier síntoma digestivo.

Buscar ayuda médica cualificada es el primer paso para un abordaje eficaz. Con un enfoque integral y personalizado, es posible recuperar el equilibrio digestivo y mejorar la calidad de vida.

Referencias y estudios

  • Rezaie A, et al. Hydrogen and Methane-Based Breath Testing in Gastrointestinal Disorders: The North American Consensus. Am J Gastroenterol. 2017.
  • Ghoshal UC, et al. Small intestinal bacterial overgrowth and irritable bowel syndrome: A bridge between functional organic dichotomy. Gut and Liver. 2017.
  • Pimentel M, et al. The role of antibiotics in treating SIBO. Curr Gastroenterol Rep. 2017.

Por Mariano Rodríguez Pastor

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