¿Qué es la cromoterapia?
La cromoterapia, también conocida como terapia del color, es una técnica milenaria que estudia cómo los colores influyen en nuestro estado físico, mental y emocional. Aunque parezca algo moderno, lo cierto es que ya en el antiguo Egipto, India, China o Grecia se utilizaban pigmentos, ropas de colores o baños de luz con fines curativos. Hipócrates, por ejemplo, empleaba ungüentos de distinto color según la dolencia. Avicena, médico persa del siglo IX, describió cómo ciertos colores podían ayudar o empeorar algunas enfermedades. Newton, en 1666, descubrió que la luz blanca se descompone en siete colores, y más tarde Herschel identificó los rayos infrarrojos, que hoy sabemos favorecen la relajación muscular y la cicatrización. La ciencia, como ves, también tiene sus pinceles. Hoy sabemos que los colores emiten vibraciones con distintas frecuencias y longitudes de onda. Estas vibraciones impactan en nuestro organismo a través del sistema nervioso, endocrino y emocional. Y no es un invento moderno: en 1976 la OMS reconoció oficialmente la cromoterapia como una medicina complementaria sin riesgos ni contraindicaciones. Un ejemplo claro es la ictericia neonatal: el tratamiento más eficaz es… la luz azul. El psiquiatra Max Lüscher desarrolló en Suiza un test basado en los colores para evaluar el estado emocional de una persona. No es casualidad que ciertos tonos nos relajen, otros nos estimulen y algunos nos irriten. No elegimos el color de nuestra ropa, casa o comida por azar: hay algo más profundo en juego.
Mientras los hombres descargan la cosecha, las mujeres convierten los frutos del esfuerzo en alimento compartido. Naturaleza, tradición… y salud.
¿Y qué tiene que ver esto con lo que comemos?
En alimentación, el color no es solo una cuestión estética. Las frutas y verduras se tiñen naturalmente gracias a pigmentos que, además de embellecer, poseen propiedades terapéuticas. La cromoterapia aplicada a la alimentación propone elegir los alimentos también por su color, como parte de una dieta que nutra cuerpo y mente. En otras palabras: comer colores… también es sanarse. Veamos qué nos aporta cada grupo de color y qué alimentos los representan. Tu nevera es más terapéutica de lo que imaginas.⚪ Blanco
Ejemplos: ajo, cebolla, puerro, coliflor, champiñón, endibia, nabo, plátano, pera, chirimoya.Ricos en alicina y potasio, mejoran el sistema inmune, la circulación, regulan la tensión y tienen efecto antibacteriano y antipirético.
En muchas culturas, el blanco representa la pureza… y en tu plato, también puede representar salud.
🟡 Amarillo y 🟠 Naranja
Ejemplos: zanahoria, calabaza, naranja, mandarina, melocotón, piña, albaricoque, mango.Contienen vitamina C, ácido fólico y betacarotenos (precursores de la vitamina A). Son potentes antioxidantes, favorecen la piel, la visión, la cicatrización y refuerzan el sistema inmunitario.
Un chute de luz solar… pero en cucharadas.
🔴 Rojo
Ejemplos: tomate, sandía, granada, cereza, fresa, pimiento rojo, frambuesa, arándano rojo.Contienen licopeno y antocianinas, con alto poder antioxidante. Ayudan a la salud cardiovascular, mejoran la memoria y, según algunos estudios, tienen propiedades anticancerígenas (como en el caso del licopeno frente al cáncer de próstata).
🟢 Verde
Ejemplos: espinaca, lechuga, col, brócoli, judía verde, pepino, aguacate, kiwi.El color verde proviene de la clorofila. Ricos en ácido fólico, potasio, luteína y vitaminas C y K. Protegen el sistema nervioso, ayudan durante el embarazo y benefician la vista.
Comer verde es sintonizarse con la regeneración.
🟣 Morado, azul y púrpura
Ejemplos: berenjena, arándano azul, uvas negras, ciruela, col lombarda, mora, higo.Estos colores esconden fitoquímicos como las antocianinas, vitamina C y polifenoles. Enlentecen el envejecimiento celular, protegen el sistema neuronal, mejoran la memoria y cuidan el sistema urinario e inmunológico.
Color, emoción y salud: el círculo se cierra
Los colores nos rodean y también nos habitan. La cromoterapia, al proponer un enfoque más sensorial de la salud, invita a observar cómo vivimos, cómo nos vestimos… y cómo comemos.Quizá no se trata de elegir entre medicina y energía, sino de integrar.
La luz, al fin y al cabo, nos atraviesa a todos. ¿Por qué no dejar que también nos sane?
✍️ ¿Quién no recuerda la “crisis periférica” (2010–2016)? No fue la primera que llevaba a cuestas, pero sí una de las más duras: marcó prácticamente la desaparición de la clase media. Pasé de no tener tiempo a tener todo el del mundo. Sabía, como en otras ocasiones, que era cuestión de tiempo. Mi experiencia profesional me daba esa serenidad.
Aproveché ese periodo para transcribir artículos que había escrito años atrás con mi vieja Olivetti, los fotocopiaba en la copistería del barrio y los dejaba en la sala de espera, para quien quisiera leerlos o llevárselos.
A finales de 2012 empecé a publicarlos en mi blog. Hoy los recupero con respeto, como testimonio de una época y de un camino recorrido, revisados y actualizados 2025 en la categoría “Mis primeros artículos”.