La seducción del atajo
Vivimos en una sociedad que premia la inmediatez. Queremos resultados sin espera, soluciones sin esfuerzo y transformaciones sin compromiso. En este contexto, no sorprende que se haya disparado el uso de medicamentos pensados para tratar la diabetes en personas sanas que solo desean adelgazar. El ejemplo más conocido es Ozempic, aunque no es el único: le siguen Wegovy, Mounjaro y otras formulaciones del grupo de los agonistas del receptor del GLP-1. Estos fármacos, diseñados para regular los niveles de glucosa y controlar el apetito en pacientes con diabetes tipo 2, han sido rápidamente adoptados como herramientas para perder peso sin pasar por el cambio de hábitos. Basta una inyección semanal para reducir drásticamente el hambre, perder kilos con rapidez y, en muchos casos, hacerlo sin modificar la alimentación ni realizar actividad física. Pero el cuerpo humano no responde bien a los atajos cuando se trata de procesos complejos como el metabolismo, la regulación hormonal o la composición corporal.
La búsqueda de una solución rápida puede convertirse en una travesía ilusoria: no todo lo que brilla al fondo del camino es salud.