El papel de las grasas en nuestra salud
A menudo, al hablar de nutrición, las grasas se convierten en las grandes señaladas. Sin embargo, no todas son iguales ni tienen el mismo impacto en nuestro organismo. Lejos de eliminarlas por completo, es fundamental aprender a diferenciarlas y a consumirlas con equilibrio e inteligencia. Las grasas son mucho más que una fuente de energía. Participan en funciones vitales: protegen nuestros órganos, regulan la temperatura corporal, permiten la absorción de vitaminas liposolubles (A, D, E y K) y son indispensables en la producción de hormonas. El desafío está en la calidad de las grasas que ingerimos. Vamos a desgranarlas para comprender mejor su papel en nuestra dieta.Grasas saturadas: con moderación, mejor
Grasas trans: las menos recomendables
Las grasas trans son un producto de la industria alimentaria. Se generan principalmente al hidrogenar aceites vegetales para mejorar la textura y la conservación de los alimentos. Se encuentran en bollería, productos ultraprocesados, margarinas, snacks y comidas rápidas. Estas grasas no solo elevan el colesterol LDL, sino que también reducen el HDL (“buen”), favoreciendo la inflamación y aumentando el riesgo de enfermedades como diabetes tipo 2, accidentes cerebrovasculares o ciertos tipos de cáncer. La recomendación es clara: su ingesta debe ser mínima, idealmente inferior al 1% de las calorías diarias. Cuanto menos trans consumamos, mejor.Grasas monoinsaturadas: aliadas del corazón
Las grasas monoinsaturadas, como el omega-9, son grasas saludables que contribuyen a aumentar el colesterol HDL y a reducir el LDL. Además, favorecen la absorción de vitaminas y aportan energía. Alimentos como el aceite de oliva virgen extra, los frutos secos (almendras, nueces, avellanas) o el aguacate son fuentes excelentes. Un consejo práctico: usar el aceite de oliva en crudo (en ensaladas, verduras o tostadas), controlando la cantidad con una cuchara sopera (de 3 a 4 al día). Estas grasas son un pilar fundamental de la dieta mediterránea, reconocida por su efecto protector sobre la salud cardiovascular.Grasas poliinsaturadas: esenciales para el bienestar
Entre las grasas poliinsaturadas destacan los famosos omega-3 y omega-6. No solo aportan energía, sino que tienen propiedades antiinflamatorias y antioxidantes, y contribuyen a la salud del sistema nervioso y cardiovascular. Encontramos omega-3 en pescados azules (salmón, sardinas, arenques, anchoas, atún) y en alimentos vegetales como las semillas de chía, lino o las nueces. Los omega-6 están presentes en aceites vegetales como el de girasol, onagra, sésamo, borraja, linaza o germen de trigo. Además, la suplementación con omega-3 (aceite de pescado, aceite de prímula, aceite de cártamo) puede ser beneficiosa en casos específicos como problemas inflamatorios de la piel o ciertas alteraciones metabólicas. Se recomienda que las grasas poliinsaturadas representen alrededor del 12% de las calorías diarias.Conclusión: aprender a elegir
Como ves, las grasas no son “buenas” o “malas” en sí mismas. Depende del tipo y de la cantidad que incorporemos a nuestra dieta. Un consumo equilibrado, priorizando grasas mono y poliinsaturadas y reduciendo saturadas y trans, es clave para mantener una buena salud. Incorporar a diario aceite de oliva virgen extra, frutos secos y pescado azul, y limitar los ultraprocesados y las frituras, son pequeños gestos que marcan una gran diferencia en el bienestar a largo plazo. Porque, al final, no se trata de eliminar las grasas, sino de saber cuáles nos nutren y cuáles conviene evitar.🎬 Ver vídeo ilustrativo sobre Las grasas
✍️ ¿Quién no recuerda la “crisis periférica” (2010–2016)? No fue la primera que llevaba a cuestas, pero sí una de las más duras: marcó prácticamente la desaparición de la clase media. Pasé de no tener tiempo a tener todo el del mundo. Sabía, como en otras ocasiones, que era cuestión de tiempo. Mi experiencia profesional me daba esa serenidad.
Aproveché ese periodo para transcribir artículos que había escrito años atrás con mi vieja Olivetti, los fotocopiaba en la copistería del barrio y los dejaba en la sala de espera, para quien quisiera leerlos o llevárselos.
A finales de 2012 empecé a publicarlos en mi blog. Hoy los recupero con respeto, como testimonio de una época y de un camino recorrido, revisados y actualizados 2025 en la categoría “Mis primeros artículos”.