
El veneno de la Mamba Negra contiene neurotóxinas que paralizan y aniquilan a sus presas, estas neurotóxinas presentan dos cadenas de péptidos llamadas mambalginas imprescindibles para comprender la fisiológica y fisiopatológica del funcionamiento de unas estructuras proteicas denominadas canales iónicos. “Estos canales son unos conductos que juegan un papel fundamental en el dolor, otros subcanales como los ASIC1a y ASIC3 ya habían sido relacionados con ese proceso” explica Barón, las mambalginas actúan a través de una ruta diferente que la morfina inhibiendo la información referente al dolor que transmiten estos canales del sistema nervioso se anula o disminuye su percepción, evitando con un cálculo adecuado de la dosis los efectos secundarios propios de la toxicidad del veneno y de los analgésicos mayores como la morfina que actúa sobre la vía opioide del cerebro, para Gilberto Castañeda adscrito al departamento de Farmacología del Centro de Investigación de Estudios Avanzados (Cinvestav) la cantidad de dosis de un veneno, puede ser la diferencia entre salvar la vida o provocar la muerte, las toxinas de los animales son especialmente valiosas para la biomedicina, Zoltan Takacs herpetólogo del National Geographic explica que “Sirven para determinar el objetivo saber exactamente el fin del medicamento y también como modelo para desarrollar el fármaco concreto”, el doctor Nicholas Casewell, experto en veneno de serpientes de la Escuela de Medicina Tropical de Liverpool Inglaterra, recientemente presentó el potencial del veneno como una nueva fuente de medicamentos dijo «Es muy emocionante, es realmente un gran ejemplo de medicamentos que pueden surgir del veneno, estamos hablando de una clase totalmente nueva de analgésicos».
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