Cuando se habla del sistema inmunitario, lo primero que viene a la mente es su rol en la defensa contra virus, bacterias y otros patógenos. Sin embargo, un estudio innovador realizado por investigadores de la Universidad de California y publicado en la revista Science en 2025, revela una faceta hasta ahora desconocida de este sistema: su participación activa en el control del dolor, especialmente en mujeres.

El trabajo, titulado «Meningeal regulatory T cells inhibit nocicepción in female mice», y firmado por Elora Midavaine, Allan Basbaum y su equipo, ha demostrado que ciertas células inmunitarias pueden funcionar como analgésicos naturales, activadas por hormonas sexuales femeninas.

Las protagonistas de este descubrimiento son las células T reguladoras (T-reg), un tipo de linfocito especializado, que normalmente se encarga de suprimir respuestas inmunes excesivas y prevenir enfermedades autoinmunes. Pero según este estudio, las T-reg también cumplen una función neuromoduladora, capaz de inhibir la nocicepción, es decir, la percepción consciente del dolor.

Lo más sorprendente es que este efecto no está vinculado a su función inmunológica tradicional, sino que depende directamente de las hormonas sexuales femeninas: estrógeno y progesterona.

Durante sus experimentos con ratonas, el equipo observó que estas hormonas estimulan a las T-reg situadas cerca de la médula espinal para que produzcan encefalina analgésica, un pentapéptido opioide natural que actúa como un potente inhibidor del dolor. Esta sustancia es similar a la morfina, pero generada por el propio cuerpo y sin sus efectos secundarios adictivos.

“El hecho de que exista una influencia dependiente del sexo en estas células, impulsada por el estrógeno y la progesterona y que no esté relacionada en absoluto con ninguna función inmunitaria es muy inusual”, explica Elora Midavaine, una de las autoras del trabajo, desde la Universidad de San Francisco.

El equipo centró su atención en las T-reg localizadas en las meninges, las membranas que protegen el cerebro y la médula espinal. Tradicionalmente consideradas como barreras físicas y sistemas de filtración de desechos, las meninges parecen jugar un papel más dinámico del que se pensaba.

Según los hallazgos del estudio, estas T-reg actúan como intermediarias entre el sistema inmunitario y las neuronas sensoriales, especialmente las que detectan estímulos dolorosos en la piel. Cuando una de estas neuronas detecta una posible amenaza (como una quemadura o herida), envía una señal hacia la médula espinal, donde las T-reg responden produciendo encefalina, amortiguando así la señal de dolor.

Para comprobar el efecto de estas células, los investigadores eliminaron selectivamente las T-reg que rodean la parte inferior de la médula espinal en ratonas y ratones. Los resultados fueron claros: las hembras mostraron un aumento significativo en la sensibilidad al dolor, mientras que en los machos no se detectaron cambios relevantes. Esto sugiere que las mujeres dependen más de este mecanismo inmunitario para regular el dolor, lo que también podría explicar por qué algunos analgésicos funcionan mejor en mujeres que en hombres, y por qué las mujeres posmenopáusicas, que ya no producen estas hormonas tienden a sufrir más dolor crónico.

Además de su valor científico, este descubrimiento tiene importantes implicaciones clínicas. En primer lugar, podría guiar el desarrollo de nuevas terapias personalizadas contra el dolor crónico, que afecten directamente a las T-reg y su capacidad para producir encefalina, independientemente del sexo o el estado hormonal del paciente.

El equipo está investigando actualmente si sería posible diseñar T-reg modificadas genéticamente para que produzcan encefalina de forma constante, tanto en hombres como en mujeres. “De tener éxito, podría cambiar realmente la vida de las personas que sufren dolor crónico y que no reciben tratamiento adecuado”, afirma Allan Basbaum, coautor del estudio.

A corto plazo, estos hallazgos podrían ayudar a los médicos a elegir tratamientos más eficaces en función del sexo del paciente, ajustando la administración de analgésicos en base a las diferencias hormonales individuales. Esto sería especialmente útil en el caso de mujeres menopáusicas, para quienes el dolor crónico suele ser un problema persistente y mal tratado.

Este estudio rompe con la idea tradicional de que el dolor es una experiencia exclusivamente neurológica, al demostrar que el sistema inmunitario y en particular las células T-reg también tienen un papel fundamental en su modulación.

Más allá del hallazgo biológico, este trabajo invita a replantear cómo entendemos la fisiología del dolor y a considerar el papel del sexo y las hormonas como elementos clave en la medicina personalizada. Lo que parecía ser solo una cuestión de defensas inmunológicas, hoy se revela como una compleja red de interacciones entre células, hormonas y neuronas que, juntas, modulan la percepción del dolor.

Referencia:
Midavaine, E., Basbaum, A. et al. «Meningeal regulatory T cells inhibit nocicepción in female mice.» Science, 2025.Fuente: Agencia EFE.

Por Mariano Rodríguez Pastor

M. Rodríguez Dietética Acupuntura es una Web de terapias complementarias, consejos e información, tratamientos naturales, trabajamos para mejorar su salud, disciplinas terapéuticas Acupuntura MTC, Auriculopuntura, Naturopatía, Homeopatía, Iridología, Dietética y Nutrición, las alteraciones tratadas frecuentemente están relacionadas con la patología del dolor, trastornos de tipo nervioso y nutrición.