Con la llegada del invierno y el final de las reuniones familiares navideñas, el panorama epidemiológico en España se ha visto marcado por un repunte en los casos de gripe, resfriados y de manera destacada el norovirus, también conocido popularmente como la gripe estomacal. Este virus, que provoca gastroenteritis aguda, ha puesto en alerta a los servicios de salud de diversas comunidades autónomas, Madrid, Cataluña y Andalucía, que son las más afectadas.

En el 2016, España ya experimentó un brote significativo de esta infección estomacal, sin embargo, lo que está ocurriendo en la actualidad ha generado una preocupación notable debido a su alta rapidez de contagio en entornos cerrados, como residencias de ancianos, hospitales y centros educativos.

El Sistema de Vigilancia Epidemiológica de España ha destacado que, aunque el norovirus es altamente contagioso, no suele presentar complicaciones graves en personas sanas. Este virus se transmite de diversas formas, siendo las principales el contacto directo con personas infectadas, el consumo de alimentos o agua contaminados y el contacto con superficies contaminadas. La facilidad con la que se propaga ha llevado a los profesionales de la salud a intensificar las medidas de prevención y educar a la población sobre cómo actuar ante la aparición de síntomas.

La infección por norovirus suele comenzar entre 12 y 48 horas después del contagio, los principales síntomas son, náuseas, vómitos, dolor estomacal, diarrea, fiebre leve, dolor muscular, escalofríos, y sensación de fatiga, tal y como indica el doctor Raj Dasgupta, de la Clínica Universitaria de California.

Dado que el norovirus es una infección de origen viral, los antibióticos no son efectivos para su tratamiento, la duración de los síntomas suele ser breve, de uno a tres días, y en la mayoría de los casos remiten sin necesidad de tratamiento médico especializado. Sin embargo, los grupos vulnerables, como niños pequeños, ancianos y personas con enfermedades crónicas, deben recibir especial atención, ya que son más propensos a sufrir complicaciones.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) identifica como la principal causa de gastroenteritis a nivel mundial. La Dra. Elizabeth Hammershaimb, pediatra especializada en enfermedades infecciosas del Hospital Infantil de la Universidad de Maryland, ha enfatizado que el aspecto más importante del tratamiento es mantener una adecuada hidratación, quien recomienda ingerir agua, soluciones de rehidratación oral, caldos ligeros y bebidas con electrolitos. Además, sugiere evitar alimentos grasos y pesados durante el período de recuperación y dar prioridad al descanso.

Si los síntomas persisten más de tres días o se agravan, se recomienda acudir al médico, especialmente si hay signos de deshidratación severa, como boca seca, mareos, disminución en la cantidad de orina o debilidad extrema.

Para evitar la propagación del norovirus, las autoridades sanitarias han emitido una serie de recomendaciones clave: El lavado de manos con agua y jabón durante al menos 20 segundos es una de las medidas más efectivas para prevenir el contagio. Es importante hacerlo después de usar el baño, antes de comer y después de manipular alimentos, los geles desinfectantes a base de alcohol no son tan efectivos contra el norovirus como el agua y el jabón, desinfectar superficies, manipular los alimentos con precaución.

En definitiva, la clave para controlar este brote pasa por la colaboración ciudadana y la adopción de hábitos saludables que reduzcan el riesgo de contagio. Con información clara y medidas preventivas adecuadas, es posible contener el impacto del norovirus y proteger a los sectores más vulnerables de la población.

Por Mariano Rodríguez Pastor

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