Una buena memoria y un estado de ánimo estable dependen de tu alimentación. Descubre cómo la vitamina B12 y el zinc influyen en la salud del cerebro, y qué riesgos trae tanto su déficit como su exceso. Cuidá tu mente desde lo que comés.

La salud del cerebro es una prioridad que a menudo pasamos por alto. Como centro de comando del cuerpo, el cerebro requiere de nutrientes específicos para mantener su estructura y funciones intactas. Dos de ellos, la vitamina B12 y el zinc, tienen un rol crucial en la memoria, el aprendizaje y el equilibrio emocional. Sin embargo, tanto su deficiencia como su exceso pueden comprometer seriamente nuestra salud física y mental.

El lado oculto del déficit: más allá del cansancio:

Una dieta baja en vitaminas y minerales puede parecer algo trivial, pero sus consecuencias son profundas. El Instituto Nacional de Salud Mental Honorio Delgado-Hideyo Noguchi (INSM HD-HN) del Ministerio de Salud del Perú advierte que la carencia de nutrientes como la vitamina B12 puede afectar directamente al cerebro, alterando procesos como la memoria y el estado de ánimo.

De hecho, un estudio publicado en la British Journal of Nutrition reveló que las personas con bajos niveles de vitamina B12 tenían un 51% más de probabilidades de desarrollar síntomas depresivos. Esta cifra resalta la conexión directa entre nutrición y salud mental.

La vitamina B12, también llamada cobalamina, participa en la formación de la mielina, una sustancia que protege las fibras nerviosas y permite una comunicación eficiente entre neuronas. Además, interviene en la producción de dopamina y serotonina, neurotransmisores fundamentales para la concentración y el bienestar emocional. Por eso, una deficiencia puede manifestarse en confusión, dificultad para recordar cosas recientes, y en casos más graves, trastornos neurológicos.

El zinc: un guardián silencioso de la memoria:

El zinc es menos conocido que la B12, pero no menos importante. Este mineral regula la actividad de los receptores NMDA, esenciales para la plasticidad sináptica, que permite al cerebro adaptarse y formar nuevas conexiones. Además, protege las células cerebrales del daño oxidativo y mantiene en buen estado el hipocampo, la región responsable del aprendizaje y la consolidación de la memoria.

Los alimentos ricos en zinc incluyen mariscos, carne roja, nueces, semillas y legumbres. Su consumo regular no solo fortalece las funciones cognitivas, sino que puede ser una herramienta preventiva contra el deterioro mental.

Exceso de vitamina B12: una alerta que no se siente.

A diferencia de su deficiencia, tener niveles elevados de vitamina B12 es menos común, pero puede ser igualmente preocupante. Esta vitamina es hidrosoluble, lo que significa que el cuerpo elimina lo que no necesita a través de la orina. Entonces, ¿cómo es posible que se acumule?

Cuando el cuerpo presenta problemas hepáticos como cirrosis o hepatitis, el hígado puede liberar grandes cantidades de B12 a la sangre, provocando una concentración excesiva. Algo similar ocurre con las enfermedades renales: si los riñones no filtran correctamente, la vitamina B12 no se elimina adecuadamente y se acumula.

Otras causas incluyen trastornos hematológicos, como:

  • Leucemia mieloide crónica: un tipo de cáncer que produce en exceso glóbulos blancos mieloides, junto con niveles elevados de B12.
  • Policitemia vera: una enfermedad en la que la médula ósea fabrica demasiados glóbulos rojos, también asociada a un aumento de B12.
En algunos casos, el exceso puede estar vinculado a ciertos tipos de cáncer (hígado, mama, riñón, gastrointestinal), aunque no siempre es así. También hay personas que presentan niveles altos sin una causa clara, lo que requiere estudios médicos específicos para determinar el origen.

¿Y la dieta? No es la culpable:

Es importante aclarar que la alimentación difícilmente es la causa de un exceso de B12. Aunque esta vitamina está presente en productos como el hígado, los mariscos, los huevos o los lácteos, su ingesta por sí sola no suele generar hipervitaminosis. La causa suele ser una condición médica subyacente que impide al cuerpo procesarla y eliminarla correctamente.

Tampoco se deben tomar suplementos sin prescripción médica. El uso indiscriminado de inyecciones o pastillas de B12 puede ser perjudicial, especialmente si el cuerpo ya tiene dificultades para eliminar el exceso.

Conclusión: equilibrio para el bienestar.

Tanto la vitamina B12 como el zinc son indispensables para un cerebro sano, pero su presencia en el organismo debe ser equilibrada. La carencia puede derivar en síntomas depresivos, pérdida de memoria y deterioro cognitivo. Por otro lado, su exceso, especialmente de B12, puede ser señal de problemas más serios como enfermedades hepáticas, renales o hematológicas.

La clave está en una alimentación variada, rica en alimentos naturales y completa en nutrientes. Además, es fundamental evitar la automedicación y consultar a un profesional de salud ante cualquier síntoma. Cuidar el cerebro no se limita a resolver crucigramas: empieza en el plato y se construye con hábitos diarios.

Por Mariano Rodríguez Pastor

M. Rodríguez Dietética Acupuntura es una Web de terapias complementarias, consejos e información, tratamientos naturales, trabajamos para mejorar su salud, disciplinas terapéuticas Acupuntura MTC, Auriculopuntura, Naturopatía, Homeopatía, Iridología, Dietética y Nutrición, las alteraciones tratadas frecuentemente están relacionadas con la patología del dolor, trastornos de tipo nervioso y nutrición.