El hígado es uno de los órganos más nobles y trabajadores del cuerpo. Metaboliza grasas, regula sustancias químicas en sangre, participa en la digestión y, sobre todo, nos desintoxica cada día, silenciosamente. Pero cuando lo sobrecargamos, se defiende como puede… y una de las formas más comunes es acumulando grasa. A esto lo llamamos hígado graso, o en términos médicos, esteatosis hepática.

Como dietista y terapeuta en acupuntura, he visto cómo este diagnóstico, muchas veces descubierto en un chequeo de rutina, genera preocupación. Pero también he comprobado que, con una intervención a tiempo y un enfoque holístico, es posible revertirlo.

Una enfermedad silenciosa pero progresiva

Todo comienza con la acumulación de triglicéridos en las células hepáticas. En su primera fase, la esteatosis no produce síntomas. Pero si no se corrige, puede avanzar a una etapa inflamatoria (esteatohepatitis), luego a fibrosis (formación de tejido cicatricial) y, en el peor de los casos, a cirrosis, un daño irreversible.

Existen dos tipos principales de hígado graso:

  • Alcohólico (AFLD): se da en personas con consumo excesivo de alcohol (más de 60 g diarios, una caña de cerveza tiene 10 gramos). El 90% desarrollan esteatosis, y un porcentaje menor pero significativo progresa a formas graves.
  • No alcohólico (NAFLD): es el más frecuente hoy en día, relacionado con el síndrome metabólico (obesidad, hipertensión, diabetes tipo 2, dislipidemia) y con el estilo de vida sedentario. En España afecta al 25% de la población adulta y a casi el 18% de los adolescentes.
Además, hay factores menos visibles: resistencia a la insulina, genética, fármacos, virus, estrés crónico y también, cada vez más reconocido, un desequilibrio en la microbiota intestinal, que puede aumentar la inflamación sistémica y afectar directamente al hígado.

¿Tiene cura el hígado graso?

Sí, es reversible, especialmente en las primeras fases. El cuerpo humano tiene una asombrosa capacidad de regeneración y el hígado es un ejemplo perfecto. Con un acompañamiento nutricional adecuado y cambios sostenidos en el estilo de vida, es posible reducir la grasa hepática y en muchos casos, revertir la fibrosis.

Se ha comprobado que perder tan solo un 5% del peso corporal mejora significativamente la esteatosis y si la pérdida supera el 10%, incluso se puede revertir la fibrosis.

Ahora bien, cuando se llega a cirrosis, la estructura hepática ya está alterada y los daños son permanentes. Por eso, la detección precoz y el tratamiento integral son clave.

Un abordaje integrador: alimentación, fitoterapia y equilibrio energético

Como dietista, el primer paso siempre es la educación alimentaria. Una dieta mediterránea rica en vegetales, legumbres, frutas, cereales integrales, pescado azul y grasas saludables (como el aceite de oliva) es ideal para el hígado. Evitar los azúcares refinados, las grasas saturadas, los ultraprocesados y por supuesto, el alcohol, es fundamental.

Desde el enfoque de la acupuntura, trabajamos sobre el equilibrio energético del hígado, promoviendo el flujo armónico del Qi (energía vital) y ayudando a liberar bloqueos que pueden influir tanto en la función hepática como en los estados emocionales asociados (como la ira contenida o el estrés, que afectan directamente al hígado según la Medicina Tradicional China).

Además, existen plantas medicinales que, utilizadas correctamente, pueden ser grandes aliadas.

Melisa (toronjil)

Tiene propiedades antiinflamatorias, digestivas y relajantes. Favorece la secreción biliar, lo que ayuda a metabolizar mejor las grasas. También calma el sistema nervioso, lo cual es clave en el tratamiento integral del hígado graso.

Infusión recomendada: 1 cucharada de melisa seca en una taza de agua caliente, dos veces al día después de las comidas.

Aloe vera

Su gel contiene antioxidantes y compuestos antiinflamatorios que favorecen la regeneración celular hepática.

Recomendación: Un vaso pequeño (50 ml) de jugo de aloe diluido en agua, por la mañana. No exceder su consumo diario por sus efectos laxantes.

Alcachofa

Rica en cinarina, estimula la producción de bilis y protege al hígado frente a tóxicos. Es una gran aliada si hay digestiones pesadas.

Infusión de hojas secas o consumo del vegetal en preparaciones cocidas o al vapor.

Diente de león

Actúa como depurativo y antiinflamatorio. Favorece la función biliar y hepática, ideal para eliminar toxinas.

Té de raíces o hojas secas una vez al día.

Hinojo

Facilita la digestión de grasas y reduce la inflamación hepática. También ayuda con la distensión abdominal.

Infusión después de las comidas.

La microbiota, el “hígado oculto”

Hoy sabemos que el intestino y el hígado están profundamente conectados. La microbiota intestinal influye en la inflamación, la respuesta inmune y el metabolismo de grasas y azúcares. Por eso, incluir en la dieta alimentos ricos en fibra prebiótica (como alcachofa, plátano verde, avena, cebolla) y probióticos naturales (como kéfir, yogur natural, chucrut o kombucha), puede marcar una gran diferencia en la evolución del hígado graso.

Un mensaje desde la experiencia

El hígado graso no es una condena, sino un aviso del cuerpo. Es una oportunidad para revisar nuestros hábitos, reconectar con una alimentación más consciente y volver a movernos. Como terapeuta, he visto cómo un abordaje que combina nutrición, fitoterapia, regulación emocional y técnicas como la acupuntura puede transformar el pronóstico de esta condición.

La clave está en la constancia, la personalización del tratamiento y el respeto por los tiempos del cuerpo. Ninguna infusión hará milagros por sí sola, pero en conjunto con un enfoque integral, natural y profesional, puede ser una herramienta poderosa para sanar.

Por Mariano Rodríguez Pastor

M. Rodríguez Dietética Acupuntura es una Web de terapias complementarias, consejos e información, tratamientos naturales, trabajamos para mejorar su salud, disciplinas terapéuticas Acupuntura MTC, Auriculopuntura, Naturopatía, Homeopatía, Iridología, Dietética y Nutrición, las alteraciones tratadas frecuentemente están relacionadas con la patología del dolor, trastornos de tipo nervioso y nutrición.