Toma manual de tensión arterial en consulta médica con esfigmomanómetro clásico
La hipertensión arterial es uno de los principales factores de riesgo cardiovascular, pero pocas veces entendemos cómo funciona. En este artículo exploramos sus mecanismos fisiológicos y su regulación, comparando el sistema circulatorio con un circuito hidráulico: el corazón como motor, los vasos como tuberías, y los órganos como filtros. Una mirada comprensible, con alma, para cuidar mejor de nuestro propio sistema.

El motor que llevamos dentro

No siempre he estado detrás de una mesa de consulta. En mis primeros años trabajé en un astillero, y allí aprendí muchas cosas que, curiosamente, más tarde me ayudarían a entender la salud de otra manera. Una de ellas fue cómo funcionaba una bomba aspirante-impelente: una especie de motorcito que succiona y expulsa agua a través de un circuito cerrado. Algo muy parecido ocurre en nuestro cuerpo, con la sangre y el corazón.

Ese motor que llevamos dentro se llama corazón, y está en constante funcionamiento. Recibe sangre, por un lado, la impulsa por el otro y la hace circular por un sistema cerrado de arterias, venas y capilares. Este movimiento genera una fuerza: la presión arterial.

¿Qué es la tensión arterial sistémica?

La tensión arterial sistémica es la fuerza que ejerce la sangre sobre las paredes de las arterias. Se mide con dos cifras:

  • Presión sistólica (máxima): la que se produce cuando el corazón se contrae y expulsa sangre.
  • Presión diastólica (mínima): la que se mide cuando el corazón se relaja entre latidos.
Ambas están determinadas por dos factores clave: el volumen de sangre en circulación y el diámetro de los vasos (especialmente de las arteriolas). Si hay más volumen o los vasos están contraídos, la presión sube. Si hay menos volumen o los vasos se dilatan, la presión baja.

Regulación fisiológica: un sistema dinámico

El cuerpo dispone de un sistema regulador muy eficiente. Cuando detecta que la presión sube demasiado o baja más de la cuenta, pone en marcha dos tipos de mecanismos:

  • Regulación nerviosa: actúa de forma inmediata. Se liberan sustancias que aumentan o disminuyen la frecuencia cardíaca, la contracción del corazón y el diámetro de los vasos.
  • Regulación hormonal: es una respuesta más lenta pero sostenida. El riñón, el hígado y los pulmones producen hormonas que, entre otras cosas, provocan vasoconstricción (estrechamiento de vasos) o retención de agua y sodio para elevar la presión.
Todo esto tiene un objetivo: mantener la presión estable, adaptándose al esfuerzo físico, al reposo o a las emociones.

Fuente en parque ajardinado como representación visual del equilibrio de la presión arterial

Un sistema hidráulico con alma: la metáfora del astillero

Volvamos al astillero. Imaginemos una fuente que recoge agua desde abajo y la expulsa hacia arriba a través de un circuito de tuberías. Para que funcione correctamente, ese sistema necesita:

  • Un motorcito (el corazón).
  • Una válvula de seguridad (el riñón y la vejiga).
  • Un filtro y una depuradora (el hígado y los pulmones).
  • Un circuito elástico (arterias y venas que se dilatan y contraen según las necesidades).
Con el tiempo, si ese sistema no se cuida, empiezan los problemas: los filtros se ensucian, la válvula no drena, las tuberías se llenan de residuos… y el motor trabaja a más presión. Lo mismo ocurre en el cuerpo humano.

Cuando la presión sube… y no baja

La hipertensión arterial es uno de los principales factores de riesgo cardiovascular. No se manifiesta de golpe. A menudo no da síntomas y se instala silenciosamente. ¿Qué puede salir mal?

  • Pérdida de elasticidad arterial: con los años, las arterias se vuelven más rígidas.
  • Acumulación de residuos: colesterol, toxinas y otras sustancias se adhieren a las paredes vasculares.
  • Fallo del sistema de drenaje: el riñón no elimina líquidos como debería.
  • Sobrecarga del motor: el corazón debe trabajar con más esfuerzo.
Todo esto lleva a una presión arterial elevada de forma mantenida. Es como si el motor de nuestra fuente tuviera que empujar más y más líquido por un circuito obstruido y rígido. Llega un punto en que puede fallar.

Cómo responde el cuerpo y cuándo actuar

Cuando el cuerpo detecta una presión excesiva, intenta compensar:

  • Dilata los vasos.
  • Aumenta la diuresis.
  • Reduce el volumen sanguíneo.
Pero si los mecanismos fallan o ya no son eficaces, necesitamos ayuda externa: medicación, cambios en el estilo de vida, alimentación consciente.

Y, sobre todo, necesitamos saber cómo funciona nuestro sistema para cuidarlo antes de que dé problemas.

Cierre con una mirada personal

Aquella bomba del astillero no hablaba, pero nos avisaba cuando algo iba mal. El cuerpo tampoco habla… hasta que ya no puede más. Escucharlo, conocerlo y cuidarlo es, quizás, el mejor acto de amor propio.

✍️ ¿Quién no recuerda la “crisis periférica” (2010–2016)? No fue la primera que llevaba a cuestas, pero sí una de las más duras: marcó prácticamente la desaparición de la clase media. Pasé de no tener tiempo a tener todo el del mundo. Sabía, como en otras ocasiones, que era cuestión de tiempo. Mi experiencia profesional me daba esa serenidad.
Aproveché ese periodo para transcribir artículos que había escrito años atrás con mi vieja Olivetti, los fotocopiaba en la copistería del barrio y los dejaba en la sala de espera, para quien quisiera leerlos o llevárselos.
A finales de 2012 empecé a publicarlos en mi blog. Hoy los recupero con respeto, como testimonio de una época y de un camino recorrido, revisados y actualizados 2025 en la categoría “Mis primeros artículos”.

 
 
 

Por Mariano Rodríguez Pastor

M. Rodríguez Dietética Acupuntura es una Web de terapias complementarias, consejos e información, Acupuntura MTC, Auriculopuntura, Naturopatía, Homeopatía, Dietética y Nutrición.