La sabiduría vegetal a lo largo de los siglos
Del griego phyton (planta) y therapeia (tratamiento), la fitoterapia ha acompañado a la humanidad desde sus inicios. También conocida como herbolaria (del latín herba), ha dejado su huella en todas las culturas: desde los papiros médicos hallados en Tebas —que ya mencionan cientos de especies vegetales con propiedades terapéuticas— hasta la obra de Dioscórides, médico griego del siglo I, cuya guía farmacológica describía más de 600 plantas con sus usos curativos. En India, el sistema ayurvédico se basa en el uso de plantas con propiedades energéticas y medicinales. En China, la fitoterapia constituye uno de los pilares de la medicina tradicional, donde coexiste con los tratamientos más avanzados de la medicina occidental. Lo vegetal y lo humano han crecido juntos.
Durante siglos, los farmacéuticos preparaban fórmulas magistrales a partir de plantas medicinales, combinando saber empírico y precisión.
¿Qué es una planta medicinal?
Se considera planta medicinal a toda especie vegetal que, en alguna de sus partes (hojas, flores, raíces, corteza…), contiene principios activos con utilidad terapéutica. Desde una simple infusión de manzanilla hasta una tintura compleja de valeriana, su uso abarca desde el alivio de molestias cotidianas hasta el tratamiento coadyuvante de patologías crónicas. Las formas de preparación son diversas:- Secado directo, para infusiones o decocciones.
- Maceraciones, donde la planta se sumerge en agua, alcohol o aceites durante horas o semanas, liberando sus compuestos.
- Extractos y cápsulas, que concentran principios activos estandarizados.
- Aceites esenciales, empleados en aromaterapia o preparados tópicos.
Una medicina silenciada… y rescatada
Durante siglos, la fitoterapia fue relegada a un segundo plano por el desarrollo de la farmacología moderna, que en muchos casos sintetizó principios activos derivados de plantas. Sin embargo, el auge de la investigación en productos naturales, junto con una mayor conciencia de salud preventiva, ha revalorizado el papel de la medicina vegetal. Lo que durante mucho tiempo fue considerado un saber popular sin base científica, ha empezado a ser objeto de estudios clínicos, revisiones sistemáticas y consenso profesional.El respaldo científico y las instituciones internacionales
En los últimos años, distintas instituciones han refrendado el valor terapéutico de la fitoterapia:- La Agencia Europea del Medicamento (EMA) ha aprobado el uso de numerosas plantas, bien por evidencia científica consolidada (uso bien establecido) o por su uso histórico prolongado (uso tradicional).
- La Organización Mundial de la Salud (OMS), en su Plan Estratégico 2014-2023, recomienda integrar la medicina natural en los sistemas sanitarios.
- El Consejo General de Farmacéuticos y INFITO han publicado un documento de consenso titulado La fitoterapia en manos de expertos, donde defienden su uso profesional, basado en evidencias contrastadas.
Ejemplos de eficacia avalada
Algunas plantas con eficacia clínicamente demostrada incluyen:- Hipérico (Hypericum perforatum), para el tratamiento de la depresión leve a moderada.
- Valeriana y lúpulo, utilizados para mejorar el insomnio ocasional.
- Sen, frángula, cáscara sagrada, con efecto laxante por su contenido en antraquinonas.
- Hiedra y pelargonio, eficaces como expectorantes en afecciones respiratorias.
- Echinacea purpurea, para prevenir infecciones respiratorias como el resfriado común.
Una herramienta terapéutica con alma vegetal
La fitoterapia no sustituye a la medicina moderna, pero la complementa. Le añade historia, diversidad, cultura… y, sobre todo, una conexión directa con la naturaleza. Requiere conocimiento, respeto por las dosis, y una visión integradora de la salud. En un mundo cada vez más medicalizado, las plantas medicinales nos recuerdan que la sanación puede ser también un acto de escucha: hacia el cuerpo, hacia el entorno y hacia la propia historia de la humanidad.
✍️ ¿Quién no recuerda la “crisis periférica” (2010–2016)? No fue la primera que llevaba a cuestas, pero sí una de las más duras: marcó prácticamente la desaparición de la clase media. Pasé de no tener tiempo a tener todo el del mundo. Sabía, como en otras ocasiones, que era cuestión de tiempo. Mi experiencia profesional me daba esa serenidad.
Aproveché ese periodo para transcribir artículos que había escrito años atrás con mi vieja Olivetti, los fotocopiaba en la copistería del barrio y los dejaba en la sala de espera, para quien quisiera leerlos o llevárselos.
A finales de 2012 empecé a publicarlos en mi blog. Hoy los recupero con respeto, como testimonio de una época y de un camino recorrido, revisados y actualizados 2025 en la categoría “Mis primeros artículos”.